Totes les víctimes del feixisme, tots els lluitadors antifeixistes represaliats pel franquisme, són les nostres víctimes. Nosaltres mateixos som víctimes de la dictadura perquè el dolor i la necessitat de justícia ha passat de generació a generació superant el silenci i la por. La Transició, per la que encara transitem, va oblidar els nostres familiars i amics, i a molts de nosaltres que vam lluitar contra la dictadura. Va oblidar la legalitat democràtica republicana i van adoptar com seva aquesta monarquia constitucional hereva del règim. Es van oblidar dels drets humans i sota una fictícia reconciliació, on els vençuts tornaven a perdre i els colpistes no havien de passar comptes pels seus crims, tot caminava cap l’oblit d’una gent lluitadora, que va patir totes les formes d’injustícia i terror imaginables. El genocidi no reconegut dels nostres antifeixistes ens porta a lluitar amb tota la nostra empenta pels seus drets.
Cada mes estem a la plaça de Sant Jaume demanant: Veritat, Justícia i Reparació. I també l’anul·lació dels judicis del franquisme. Judicis il·legals, de tribunals il·legals, d’un estat il·legal, que va gosar representar farses de judicis fent seure a la banqueta dels acusats els innocents, defensors de la legalitat democràtica, opositors legitimats a la dictadura.
Totes les víctimes són nostres, però al nostre cor portem unes molt especials, es tracta dels nostres familiars, dels nostres companys i companyes. Aquestes víctimes són les protagonistes d'aquest bloc que és una part de la nostra història personal. Dels fets, que podem llegir en aquest petit homenatge, han passat, en alguns casos, 7 dècades i encara hem de continuar exigint justícia pels vius i pels morts.
Nosaltres, les víctimes, ens preguntem fins a quan continuarà la impunitat del franquisme. Fins a quan?

FINS A QUAN?

domingo, 5 de septiembre de 2010

RAFAEL LÓPEZ ÁLVAREZ


Me llamo Rafael López Álvarez y tengo 26 años desde el día que me robaron la vida por la espalda unos fascistas mentirosos. Mi madre ya llevaba luto por dos de mis hermanos, dos vidas usurpadas por los golpistas y para que no tuviera que llorar por un tercero me eché al monte, para hacer crecer la simiente que mis hermanos regaron con su sangre. No pude evitar que mi madre y mi novia derramaran sus lágrimas por mi.

Durante demasiados años fuí considerado como un delincuente no como un luchador antifascista, que es lo que soy. Todavía los compañeros, que como yo decidimos no dejarnos esclavizar por el franquismo, llevamos el estigma de los que fueron demonizados por una dictadura ladrona y asesina.



Rafael López Álvarez es el quinto hermano de una familia con seis hijos, nace el día 20 de mayo del 1922 en Orgiva, provincia de Granada.

Su padre fallece dejando seis hijos, el mayor con nueve años, la pequeña con uno.

Este hecho dificultó mucho la vida de la familia, que sufrieron muchas privaciones tuvieron que trasladase a vivir a Lanjarón, donde su madre había encontrado trabajo, los hermanos mayores empezaron a trabajar desde muy pequeños. A pesar de todo Rafael se esforzó y sacrificó por ir a la escuela.

En el 1936, cuando empieza la guerra civil la situación de la familia había mejorado, Rafael tiene catorce años y Agustín, el mayor, con veintiuno marcha voluntario a defender la Republica. Con la guerra se inicia una época fatídica de penurias y desgracias.

En el 1938 obligan a uno de los hermanos, Paco a que se incorpore al ejército nacional, tiene sólo 18 años, forma parte de la famosa quinta del biberón, fallece unos pocos meses después.

En el 1943, mientras Rafael realizaba el Servicio Militar, fusilan a su hermano Agustín. Rafael indignado y enfurecido quiere desertar, no lo hace por su madre, decía que si perdía a otro hijo no podría seguir viviendo. Tras tres años en el servicio militar regresa al pueblo, todo seguía exactamente igual, tal y como lo recordaba, como era tres años atrás, la gente se encontraba en un estado lamentable, la mayoría sin trabajo y los pocos que tenía la suerte de trabajar cobraban salarios míseros y tenían que soportar los abusos de los patronos. La represión que se ejercía sobre el pueblo y especialmente sobre las familias de los llamados rojos era terrible, familias que después de sufrir la pérdida de uno o varios de sus seres queridos, asesinados impunemente por aquel gobierno ilegal, seguían siendo perseguidos y maltratados.

Trabajó en el campo como jornalero, cuando lo llamaban y por fin encuentra trabajo para una temporada en la sierra cortando pinos, para entonces ya tenía contacto con la guerrilla, hacía de enlace, les llevaba noticias, comida y todo aquello que necesitasen.

Va pasando el tiempo y conoce a María, la que será su novia. Mientras tanto Las fuerzas represivas de la dictadura continúan masacrando a todas aquellas personas que ayudan a los Maquis. Rafael se sabe en peligro, está en el punto de mira de los fascistas del pueblo, su hermano había sido un represaliado, así que decide irse el día 7 de junio del 1947, día que ingresa en la compañía de los Luque y más tarde en la del Polopero. Realiza durante meses escapadas al pueblo para ver a su novia, visitas que tuvieron un trágico final el día 4 de mayo del 1948. Eran las 6 de la mañana, se encontraba en casa de su novia como tantas otras veces, en el interior estaba también la familia de María. La casa fue rodeada por la guardia civil que le gritaba, Rafael entrégate, no te pasara nada. Rafael decidió salir para proteger a su novia y la familia de esta. Salió a calle con los brazos en alto, le ofrecieron un cigarrillo y hablaron con él durante varios minutos, le repetían una y otra vez que si obedecía no tenía nada que temer. Le hicieron pasar delante de ellos y le dispararon por la espalda. Lo trasladaron al cementerio en un carro de recoger basura, las piernas iban arrastrando por el suelo. Lo enterraron en una fosa, sin caja y sin permitir a su familia despedirse de el. Los guardias civiles que lo asesinaron fueron condecorados y ascendidos. María, sus padres, algunos familiares más, y las hermanas de Rafael fueron detenidos y encarcelados.

32 años después, en un bonito y triste día del mes de agosto del año 1980, los restos de Rafael fueron inhumados, presentaba varios disparos en la cabeza, dos de las balas que lo mataron aun permanecían dentro. Estaban sus tres hermanas su cuñado y algunos sobrinos cumpliendo con lo que hacía tiempo deseaban hacer.

En la lapida una inscripción: Rafael López Álvarez

Asesinado Vilmente

Tu familia no te olvida


Manuel Álvarez

DESPEDIDA

¿Cumplí con Rafael?
Cumplí.

Ya nada me sabe a hiel,
y toda la sangre vertida
forma un torrente de vida
que gira a mi alrededor.
Pues sólo tiene valor
los que perdisteis la vida
con audacia y con honor.

Yo sólo tuve un motivo,
era necesario estar vivo
y no sentirse perdedor.
Sólo sentirse agredido
por el franquismo traidor.
Yo lo declaré mi enemigo,
para combatirlo con ardor.

Muchos pudieron tener
las dudas del peregrino
que va perdiendo la fe
por lo tortuoso del camino.
¿A quién se puede pedir
valor ante el asesino?
Que mata para construir
la sociedad del servilismo.
Aunque, el ser humano "es servil"
"Algunos" no somos lo mismo.

Le atribuyeron poder divino
los curas del santo oficio
a Franco, monstruo asesino.
Al pueblo lo redujeron,
a tierra yerma sin cultivo,
del fusil, a la tradición.
Religión, ignorancia y vino.

Fue mi mayor satisfacción combatir el seguidismo
del tirano y su oración.
Para saltar sobre el abismo
que engulló a la población.

Manuel Álvarez López.

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